A lo largo de la historia, el consumo humano ha ido cambiando según el contexto. Antiguamente, todo el mundo compraba en los mercados locales, ya que, el comercio del barrio era prácticamente el único proveedor de productos para las familias y profesionales de la cocina.
Fue una época de mucho auge, pero el mundo del consumo fue cambiando y las grandes superficies fueron ganando terreno hasta convertirse en el lugar preferido por la mayoría para hacer todas sus compras al mismo tiempo. Este cambio se dio, principalmente, por la transformación de las ciudades, que desarrollaron la logística para traslados de largas distancias, y por la extensión de los supermercados por todo el mundo.
Pero, ¿qué pasó con los pequeños productores y los comercios locales? Muchos desaparecieron y solo algunos pudieron sobrevivir.
Sin embargo, a lo largo de las últimas décadas, la situación empezó a revertirse gracias a la preocupación de la sociedad por la alimentación saludable. El comer bien y de manera consciente se ha convertido en una prioridad, y los productores se han esforzado por ofrecer productos y materias primas de gran calidad.
Actualmente, las materias primas locales han adquirido un prestigio por encima del producto que se puede encontrar en el supermercado, lo que está fortaleciendo a los comercios de cercanía, pero también a la comunidad, al productor y al restaurante.
El mercado local nos beneficia a todos
Favorece al comprador
Los productos son más frescos, con excelentes propiedades y de mejor calidad. Además, suelen proceder de productores de la zona y los productos se recolectan durante la semana.
El trato con el vendedor es mucho más cercano y personalizado, ya que este conoce mejor tanto a sus clientes como a sus productos. Por lo tanto, el vendedor podrá asesorar al comprador y generar una relación de confianza.
Favorece al productor local
Apoyando al consumo de proximidad, se revalorizan los productos locales, que son el origen de la cadena. El productor local, es muchas veces el que vende directamente sus productos, por lo tanto, la compra de estos le ayuda a los pequeños productores a sobrevivir.
Generalmente, estos pequeños comercios ofrecen trabajos más estables y en mejores condiciones que los grandes supermercados.
Favorecen al entorno y al medio ambiente
Estos productos, además de tener una calidad superior a la que podemos encontrar en la mayoría de supermercados, preservan la identidad cultural de la zona y sus tradiciones.
Los mercados locales dan vida a nuestros barrios, alegran la ciudad y mantienen su humanidad, fomentando las relaciones sociales. Por no hablar de la cercanía, ya que normalmente tenemos estos mercados o tiendas cerca de casa, y son nuestros vecinos los que las gestionan.
En cuanto al medio ambiente, si hablamos de supermercados, las materias primas no suelen ser locales y vienen desde lejos en vehículos que emiten gases contaminantes. Esto no pasa en el comercio local, ya que el producto está ahí, y el transporte es mínimo. Además, estas grandes superficies, suelen utilizar muchos plásticos, envoltorios y recipientes, que en los mercados no son necesarios.
Favorece al restaurante
El restaurante podrá negociar con su vendedor de confianza para conseguir los mejores precios para cada volumen de compras, además de poder organizarse y coordinarse directamente con el proveedor local. También tendrá la seguridad de disponer de los mejores productos, siempre frescos, algo que dará prestigio al restaurante.